Hace un año el mundo se sobrecogió al conocer el terrible, asqueroso y tremendo caso del Monstruo de Amstetten. Un caso que nos puso en contacto directo con la crueldad humana más cerca, la de un padre con su hija y nieta, no merece la pena recordarlo porque aún con boca torcida nos acordamos del caso como lo más horrendo para occidente en muchos años.
Pero tenía que hacer esta introducción para hablar de un caso muy similar, siempre guardando las distancias, esta vez sucedido en nuestra hermana Argentina. Según informa la agencia EFE a través de su corresponsal en Buenos Aires, un hombre de edad avanzada habría sido detenido con cargos de violar durante 20 años a su propia hija. La diferencia viene en que la hija lo consistió, al menos ante ojos de la ley, y que solo tuvo el valor de denunciarlo cuando su hija (sí, una de las 7 descendientes engendrados con este nuevo Monstruo de Mendoza, ciudad argentina donde han sucedido los hechos) fue posiblemente también violada.
Hasta donde vamos a llegar con tantos crímenes de deshumanidad, ¿es este el hombre al que se le entregó las llaves del único planeta habitable entre muchos miles? Revuelve la cabeza pensar en el sufrimiento tan grande de esas personas agredidas por seres de un mundo donde se nace sin corazón, sentimientos nulos que le ayudan a cometer aberraciones como estas.
No puedo decir nada más, duele pensar que haya decenas de más casos así en el mundo, uno quizás en nuestras propias ciudades, vecinos quizás, personas normales con un corazón sin alma. Solo puedo llenarme de fuerzas y golpear la mesa para que almas sin corazones viajen hacia ellos poniendo cordura a un ser basada en ella.
Fuente de donde he sacado la noticia a comentar: EL PAÍS
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