A falta del rutinario comunicado oficial por parte del club, parece que el Córdoba CF, SAD cambiará de manos antes de fin de año. Atrás queda una década en manos de empresarios cordobeses de forma individual o de grupo para sumergirnos en un nuevo rumbo en manos de unos transalpinos de los que solo conocemos, de momento, a su representante.

El miedo a que el proyecto no cuaje en esos tres años que prometen, Salinas cuando llegó dijo lo mismo, hace que la ilusión por estar entre esas nuevas manos sea relativa. Pero hemos de ser realistas que un club como Córdoba, con estadio medio acabar y con 8 millones de euros de deuda, no puede ser apetecible para manos más tranquilas en el mundo del fútbol salvo estos inversores arriesgados de Europa.
A pesar de ello, los hijos de Italia traerán un bien escaso en la ciudad como es el dinero y posiblemente gracias a ellos veamos iniciadas las obras de una nueva ciudad deportiva o el acondicionamiento del “trocito” de estadio disponible.
De esta manera solo queda decir una cosa… ¡Bienvenuto!
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