Durante este mundial hemos visto ya de todo, selecciones favoritas que han jugado mal y han empatado como pasa con Inglaterra o Francia u otras que han hecho lo justo para sacar los puntos como Brasil pero hay una selección que arrasó, jugó mejor, humilló a su rival y que ha perdido como la española, la roja.
Pero una selección no puede depender de un solo planteamiento porque hay selecciones que lo estudian y lo pueden paralizar bien si su objetivo es el empate y esperar un regalo del cielo como la cantada de Casillas. Y eso le pasó a España, durante 90 minutos hizo las mismas propuestas, ya lo vimos hace un año contra los Estados Unidos, y cuando las cosas van mal hay que cambiarlas pero Don Vicente no supo hacerlo y caímos estrepitosamente.
En todas las selecciones, equipos y demás del mundo los últimos minutos son para ir a la desesperada, al colgar balones arriba y que Dios dicte la suerte. Pero la suerte hay que buscarla y nuestro seleccionador sacó a Navas para colgar balones y los delanteros que puso en punta eran Torres, bien técnicamente pero muy por debajo en su estado de forma, y un chico que no llega al metro setenta de altura como Pedro. Mientras en el banquillo esperaba quizás el delantero más en forma de España, Llorente, que se vio despreciado de gran manera por su mister.
Por otra parte encontramos las aspiraciones por ser una selección ofensiva a la vez que defensiva con doble pivote… Pero de eso no hablaré porque el fracaso de Busquets no hace falta reflejarlo.
Una España que juegue siempre igual no puede aspirar a ganar el mundial, ha de saber mover sus fichas, que no son pocas y ya quisieran tenerlas Capello, Dunga o Domenech. Esperemos a ver con que “revolución” nos deleita el próximo lunes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario