La diferencia entre ser rápido y la de ser un cabrón

En la última semanas hemos vivido a uno de los robos de un jugador más rocambolescos de los últimos años.

El Córdoba Club de Fútbol llegaba hace unos meses a una precontrato con un jugador de la UD Salamanca, en su momento, de nombre Salva Sevilla. El acuerdo consistía en los típicos puntos de ficha, años... pero además se incluían unas cláusulas para romperlo hasta día 21 de junio con el fin de que el jugador pudiera optar a dar un salto de categoría.

Pero no era tan fácil esa ruptura, tenía que ser un club de primera y este se lo tenía que comer con papas o cederlo a otro club ajeno a la Liga Adelante pues había en el contrato una cláusula anticesión. Sin embargo desde Córdoba no se preveía que hubiera un solo equipo en España capaz de ser tan mafioso.

Esta semana el Betis, ya en segunda, se interesó por Salva Sevilla tras verse otro año más en segunda y no haber planificado para nada la próxima temporada. La dificultad estaba ahí y se encontró con ese contrato. La situación era de que se tenía que pagar de compensación, no se sabe la cuantía, pero había que hacerlo.

Sin embargo la mafia bética decidió recurrir a un club de primera que le hiciera la cama, pagarle a ellos a modo de jugadores, para así conseguir su preciado tesoro. Ahora desde Córdoba se irá a los tribunales porque la ilegalidad está ahí, el jugador no puede jugar en segunda y se harán chanchullos pero estos deberán de ser investigados.

El Córdoba fue rápido, iba a llegar primero a meta, el Betis estaba saliendo ahora pero el Levante le puso la zancadilla al final. He ahí la diferencia entre ser rápido y ser un cabrón.