El pasado sábado tuve el gusto de encontrarme sentado en una butaca de un cine frente a un gran manto blanco donde era reflejada una nueva película de nazis -van varías este año-, pero ésta vez con algo diferente que lo hacía más atractiva que nuevamente ver los tiros de soldados altos y rubios contra americanos valientes salvadores del mundo, estaba Tarantino detrás y de él no podemos esperar algo típico.
Con un elenco de actores liderado por el reconvertido, para mejor, Brad Pitt, y el desconocido austriaco Christoph Waltz en el papel de Landa, un detective nazi, hacen del nuevo film de Tarantino una obra de obligada visualización para los más fieles amantes del séptimo arte. También serán muy notorias las representaciones de líderes históricos como Churchill o los más altos cargos del III Reich.
Una película que se aleja de los niveles de documentales y de las críticas tan habituales en el género para acercarse a los sueños pocos piadosos de millones de personas. Quizás tenga un alto contenido en sangre y brutalidad tan común en el director estadounidense, pero siempre con el humor por delante.
Como he dicho, una película que se ha de ver porque merece la pena perder dos horas en ella.
Con un elenco de actores liderado por el reconvertido, para mejor, Brad Pitt, y el desconocido austriaco Christoph Waltz en el papel de Landa, un detective nazi, hacen del nuevo film de Tarantino una obra de obligada visualización para los más fieles amantes del séptimo arte. También serán muy notorias las representaciones de líderes históricos como Churchill o los más altos cargos del III Reich.
Una película que se aleja de los niveles de documentales y de las críticas tan habituales en el género para acercarse a los sueños pocos piadosos de millones de personas. Quizás tenga un alto contenido en sangre y brutalidad tan común en el director estadounidense, pero siempre con el humor por delante.
Como he dicho, una película que se ha de ver porque merece la pena perder dos horas en ella.
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