sábado, 2 de julio de 2011

¿Y ahora qué? Córdoba debe de tener una nueva meta

Tras la traición del Comité de Elección de la Capital Cultural Europea de 2016, la falta de una meta en los próximos años amenaza con parar el desarrollo de la ciudad cordobesa. Aunque se ha confirmado que la apuesta por la cultura se mantendrá es obvio pensar que se necesita de un gran impulso, una pequeña catapulta que lo lance al futuro, lo que iba a ser 2016.

La promoción turística iba a ser lo más significativo de la capitalidad ya que las propias inversiones públicas, tanto nacionales como europeas, iban a estar más cerca de ser irrisorias que de ser importantes. Aunque esto en el caso de la ciudad vasca es todavía más penoso su impacto. Pero la campaña de publicidad dentro y fuera de nuestras fronteras haría crear por fin una conciencia de lo que Córdoba es y puede ser para el mundo.

Visto así es necesario crear un gran atractivo durante un año. Burgos ya ha puesto la maquinaría para en 2015 ser Capital Española de la Cultura o Ciudad Internacional de la Cultura. Desde Córdoba hemos de ir más allá y desde mi humilde conocimiento quiero transmitir la siguiente idea:

Córdoba 2017 – Capital Mundial de las Tres Culturas


Con la mente puesta en salvar el proyecto desarrollado durante muchos años, con una gran afluencia de ideas ciudadanas e intelectuales, Córdoba debe ponerse un marco para desarrollarlo. Una idea que no vendría de forma individual ya que la idea sería buscar el hermanamiento con otra ciudad del mundo, en mi caso propondría Jerusalén (Capital Árabe de la Cultura en 2009), con el que crear un intercambio importante de actuaciones culturales entre ambas ciudades. Para este fin sería necesario el uso del exministro de Asunto Exteriores Moratinos así como busca complicidad en la Unesco.

El proyecto de Córdoba 2016 se llevaría a cabo con un retraso de uno o varios años, pero se llevaría a cabo. Se cambiaría las ideas europeístas dejándolas a un segundo plano para fomentar aún más la idea del Paradigma de Córdoba. Es decir, se reforzaría las actuaciones que mostraran más la cultura judía e islámica en nuestra ciudad.

Otra opción sería intentar volcarse en ser Capital Verde Europea, título que por cierto ostentará otra ciudad vasca el próximo año. Pero ahí volveríamos a jugar con la nula objetividad de una Unión Europea y Gobierno cada vez más corrompido en pequeños intereses. Y la competencia de otras ciudades mucho más volcadas en ser ciudades ecológicas y sostenibles sería enorme.

Como dice hace unos días… “La huella de un sueño no es menos real que la de una pisada”. Un saludo.

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