domingo, 9 de enero de 2011

La PSP empieza a otear su fin en el horizonte

Corren tiempos de final de generación para las consolas portátiles, como bien sabéis Nintendo anunció durante el pasado E3 la nueva 3DS, una DS con gráficos de PSP y con un 3D que deja bastante de desear pero ese no es el tema de esta entrada. Al igual que Nintendo, Sony empieza a despejar el camino hacia su nueva portátil de la que se conoce muy pocos datos.

Es por ello que hoy decido escribir un pequeño homenaje a las cualidades de la mejor consola de bolsillo sacada al mercado desde la primera de las exitosas Game Boy más que le pese a algunos y su discretas ventas.

Siempre son tristes los finales pero la tecnología es tan fugaz como el chasquido de un mechero que enciende una llama para apagarse en cuanto dejamos de hacer presión con el dedo pulgar sobre él. En este caso la llama sería el flujo de juegos lanzados en PSP y el dedo pulgar sería las desarrolladoras que nunca terminaron, por unas cosas u otras, de confiar en la pequeña hija de Sony.

Sorprende que aún a día de hoy haya que escuchar desprecios por la falta de un catálogo propio de calidad. ¿Pero a caso no reside la gracia de las portátiles de llevar lo que se juega en grandes pantallas a una pequeña y transportable capaz de hacernos vivir lo propio o más de una consola de sobremesa mientras viajamos, buscamos el sueño o simplemente nos sentamos a la luz de un atardecer en la playa?

Cierto es que los grandes juegos lanzados eran port de PS2, Wii y PS3 pero estos juegos podían pasar sin demasiada gloria por aquellas consolas pues las pequeñas dimensiones y posibilidad de movimiento lograban sumergirnos mejor en las historias presentes de estos títulos. Atrás quedan dos grandes juegos, los que más terror me han dado Manhunt 2 [Sin Censura] y Silent Hill: Shattered Memories, los cuales nos sumergían en un universo de terror, oscuridad o frio, capaces de hacernos sentir inmersos en una historia que nunca desearíamos vivir. Y ello, solo era posible en una noche solitaria y oscura con las lágrimas del cielo golpeando contras nuestras ventanas mientras con unos auriculares y unas mantas descubríamos los pasos de estas historias.





Esa era su gran valía, poder adaptar el entorno del juego al entorno donde jugábamos. La primera consola que podía conseguir eso pues era la primera cuyo realismo visual nos lo permitía hacer.

Alejándonos un momento de los videojuegos esta misma virtud podía ser llevada al séptimo arte pues nos ofrecía una buena plataforma, quizás mejorable pero sí buena, para disfrutar en el entorno óptimo para la película que deseáramos ver en ese momento.

Y ya podemos ir a cualidades más propias de cualquier consola como es la de disfrutar siempre y cuando queramos sin necesidad de tener un lugar apto para el disfrute de una consola de sobremesa o un ordenador. Celebrar goles mientras realizamos actividades del día que nos libra de estar encerrados en casa o simplemente machacar botones en una pelea legendaria del Budokai de Dragon Ball Z.

La PSP (PlayStation Portable) ha sido mi segunda consola, la primera fue la Game Boy Color, y me ha dejado grandes momentos y vicios, grandes diversiones, me han salvado de enormes aburrimientos y me ha dado, de nuevo, razones para considerar al mundo de los videojuegos como el arte del nuevo siglo mas que le pese a algunos organismos conservadores.

Ahora llega un nuevo momento, hablan de realismo puro en pequeñas pulgadas, no sé qué harán pero lo dado ya no me lo quitarán.

¡Un saludo y buena suerte!

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