viernes, 22 de octubre de 2010

Maletas vacías

Uno de los mayores placeres en los viajes es la posibilidad de hacerlo siempre con las maletas vacías. No depender de cargas, no dejar nada atrás pero tampoco tenerlo que llevarlo contigo. Alejándome de la filosofía algo similar me pasa a mí. Tener que llevar siempre una maleta en la mano hace que mis viajes cansen más, pesen, y terminen por derivar en un completo coñazo.

Ir con lo puesto es sin duda la expresión que más me gustaría realizar, una camiseta bonita, su pantalón, zapatos cómodos y a conquistar el mundo se ha dicho. Con ello siempre encuentro una tranquilidad, no existe la preocupación del olvido porque me miro, me miras, y yo veo que llevo todo lo que necesito. ¿Y acaso se necesita más para viajar?

Hay bastantes incoherencias en algunos dichos sobre estos quehaceres. Viajar para conocer nuevos horizontes lo veo bien... ¿Pero el que viaja para huir de sus recuerdos? No es comprensible hacerlo para ello pues allá donde vayas dejaras algo, tu huella en el suelo de la Plaza Roja, una bocanada de tu aire respirado frente al Big Ben, un pequeño pelo que se te caiga mientras paseas por Times Square. Ya estás provocando un recuerdo en esa ciudad hacia ti y tú te llevas un sueño de volver. Ya eres esclavo de otro recuerdo.

En fin, entrada chorra para rellenar un poco el blog y que no quede en el olvido. Como siempre una canción, se titula Andar Conmigo, es conocida de hace unos tres años, creo, pero bueno.



¡A más ver!

1 comentario:

  1. Los viajes siempre son experiencias iniciáticas, un descubrimiento que va más allá del espacio replegandose hacia uno mismo. Y eso es justo lo que les hace necesarios.

    Espero que andes muy bien, Marquitos, y que te pases por nuestra batalla de tuppers de vez en cuando!!

    Un besote!

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