Siendo cordobés y amando mi tierra por encima de otros lujos que otras ciudades me podrían dar es normal que la posibilidad de que la ciudad patricia logre volver a estar en el mapa, aunque sea solo nacional, me entusiasme.
Córdoba ahora se enfrenta al difícil reto de enfrentarse a ciudades de hoy, Zaragoza y San Sebastián, con todo lo que supone tanto a nivel de relevancia de sus eventos culturales como de dinero. Pero es una lucha bonita, un logro mayor si se consigue pero razones no le falta para obtener ese galardón por ser la orilla sagrada del Guadalquivir, por ser la capital de la concordia, eje de la historia de occidente en un solo punto.
No seré yo quien aporte más razones que expliquen porque la ciudad ha de ostentar este fin, cualquier cosa que pudiera llegar a imaginar se quedaría corta con esta carta al director leída en la edición en red de “El Páis”.
¿Por qué Córdoba debe ser Capital Cultural 2016?
Porque ya le toca, por sus callejuelas, por la Mezquita, por su gente -nunca cambiéis- porque me tuve que ir, porque la echo de menos, por su río, por su acento y su manera de contar las cosas, porque es un proyecto de todos y para todos, porque al sur ya se le debe, por su olor a azahar, por su forma de mirar al que viene de afuera, por Medina Azahara, por sus restaurantes, por esa manera de enfrentarse a la vida, por su filosofía, por Séneca, por sus tiendas, por los poetas que le lloraron y los que lloran porque no les escriben, por nosotros, por haber sido la niña de los ojos de un califa, porque me enamora, por su calor, por sus torres, por su puente, por sus barrios, por su sangre blanca y verde, por la sierra, por las siestas, por el flamenquín y el salmorejo, porque la aprendan los que aún no la conocen, porque ni puedo ni quiero vivir sin ella, por tantas cosas en una sola palabra...
Por Córdoba. Para el año 2016 ya queda menos.
ÁNGEL DÍAZ RIVAS - Alcalá de Henares, Madrid - 02/10/2010
Ahora el camino nos lleva a julio… ¡Sigamos el sueño!
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