El fútbol es el "opio del pueblo", es el mecanismo más fuerte de ayuda a los pobladores de unas tierras para evadirse de los problemas que imperan en su mundo propio. Pero el deporte rey, como adelante hace varios meses, se muere y ya pueden venir cerca de 300 millones de euros desembolsados por un loco para hacer el mejor equipo del mundo que lo que verdad salva los sentimientos son los equipos cercanos, aquellos donde las cifras que se hablan no llegan al millón y, ni mucho menos, al centenar de millones.
2009 puede ser el año con más esquelas en el cementerio de los equipos de fútbol, San Fernando, Villanueva, Logroñez... una gran lista de equipos pequeños pero importantes para sus poblaciones que se pierden entre el furor de las deudas para dejar paso al aburrimiento en los domingos de unos pocos pero fieles seguidores.
Pero hoy el que me ocupa es el club cuyo nombre es dado por la ciudad de Linares, entidad jóven pero cuya ciudad en el fútbol es centenaria y algunos dicen que incluso decana junto a la de Huelva. Pero su refundación supera apenas la mayoría de edad y es triste ver como la muerte se está viendo tan de cerca, por segunda vez en 2 años, para tan pocos años de historia. Linarenses son más de 60 000 almas, y de esas tantas muchas tienen corazón azulillo, es de lógica pensar que con tal sentimiento tan numeroso no se puede jugar.
¿Jugar? Sí, entretenimiento de empresarios que llegan en un día prometiendo un club grande, invirtiendo grandes capitales, llegando jugadores con nombre y de países exóticos para jugársela todo a una moneda. Si sale cara, triunfo, si sale cruz, deudas muy cuantiosas que un club pequeño no se puede permitir. Este es el pan de centenares de equipos, a lo largo de los años, que en segunda b han visto frustrados sus ascensos y se han aventurado por un largo camino entre números rojos y al que la dirección deportiva no pone freno con el tan requerido límite presupuestario. Pero el juego con el corazón minero del club linarense no acaba ahí, pues condenados a una ejecución directa otros pocos "sin vergüenza" se dedican a alimentar los deseos de esperanza de una ciudad para después dejarlos a medio camino.
Linares tiene aún esperanza pues todavía no ha acabado la historia, sigue adelante y Toledo, Santiago y Oviedo vuelven este año a la categoría de bronce para volver a ser grandes como Linares ha de serlo.
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