Andares veraniegos en la ciudad califal, paseos entre cenizas de calles, jardines y avenidas mientras nuestros pensares imaginan un paisaje polar donde los abrigos despiden a las chanclas y bermudas, una ilusión que se desvanece con los termómetros que matan hasta el más iluso caminador de los sueños andantes.
La ardentía abunda cada añada en estas fechas por esta ciudad donde que moro desde mi nacimiento allá por los noventa. Percibir un cambio en ésta costumbre que los dioses escriben en el destino de este mundo no sería más que una descabellada idea pues las quejas vienen y volverán por el dolor que provoca la temible calidez del aire que nos atrapa mientras convierte en fuego nuestras sangres.
Empero hemos de dominar nuestra esclavitud a Ra, el dios Sol en la mitología egipcia, ya que nos bendecirá en otra vida por el dolor de estos meses caniculares.
Sería de muy pocos valientes tomar el verano como una demostración de nuestro poderío mental y corporal frente al destino escrito desde nuestro nacimiento hasta el fin de nuestras vidas, pero hemos de buscar una razón obligada para conseguir vivir en esta bella ciudad durante sus estíos. Sin embargo, ¿no sería mejor apaciguar esa larga espera hacía un tiempo mejor restando de nuestras retinas odiosos termómetros que rompa tan bello sueño de vivir en el polo norte en verano? Tal armonía provocaría para los sueños no tener espejos rotos en el camino...
En fin, esto es Córdoba y aquí hay que sudar.
Hasta el calor se echa de menos ^^
ResponderEliminarYo estuve en esa plaza ^^ Tengo la mitad de mi familia en cordoba y de vez en cuando nos pasamos x allí
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