En los laboratorios siempre recordamos el típico experimento del trozo de queso y el ratoncito que desea cogerlo, para ello tendrá que tirar de ingenio pues no estará al alcance de su hocico.
En política pasa lo mismo, durante cuatro años los diversos jugadores de esa batalla se dedican a echar una partida de desgaste donde el contenido llama la atención por su ausencia. Pero “ta chan”, 22 de mayo, apenas un mes y medio para que los españoles y españolas estén llamados a las urnas para votar a sus dirigentes más “próximos”.
¡Hora de propuestas!
En Córdoba eso de las propuestas parece habérselo tomado en serio, algunas con menos éxito que un toro en Cataluña, pero están ahí. Van desde las típicas de construiremos un jardín “tó bonito y tó guapo” aquí donde solo hay escombros, hasta las más irrisorias de haremos un museo de estatuas de cinco metros de mármol, aunque ésta viniendo del que viene me la creo.
Otras se encumbran en un objetivo que desde el principio parece llamar a la puerta por ser una utopía de cumplirse. Málaga, tras su fiasco en ser capital cultural, se propone de la mano de los socialistas ser capital verde en 2020. Vale, no soy de fechas, pero estamos en 2011 y la ciudad es líder en contaminación y va de las últimas en zonas verdes por metro cuadrado. ¿Para qué marcarse un objetivo a tan corto plazo imposible de cumplir?
Luego están los que prometen cosas que ya prometieron sus siglas años anteriores… En Córdoba haremos un gran bulevar cultural, recuperaremos los molinos y bla bla bla… No hace mucho, por 2009, Córdoba recibía la propuesta de ministro, diputado por Córdoba, de hacer el Gran Museo del Agua. A día de hoy no hay ni concurso de ideas de dónde ponerlo ni de cómo hacerlo. Dicho plan, un año antes fue también comentado por otra ministra socialista que promovía la recuperación de todo el entorno. Y yéndonos ya a proyectos con partidas presupuestarías en Córdoba seguimos esperando ese gran Museo de Bellas Artes que desde el PSOE también se prometió para la ciudad como punto fuerte en sus aspiraciones de capital cultural. Entonces… ¿Para qué vuelves a prometer los que tus compis de filas ni siquiera intentaron cumplir?
Pero ojo… También hay políticos sin ideas y tienen que sacarse de la chistera la que ya hicieron, y cumplieron, hace 15 años. De esta manera la gloriosa y remozada Plaza de las Tendillas de Córdoba será objeto de otra reforma cuando ni siquiera ésta alcanza la mayoría de edad.
Los vídeos
Creatividad máxima, sin duda, la mejor, humor por otra parte. Y… ¿dinero malgastado? El caso es que los políticos dejan en manos de sus juventudes las acciones más polémicas, las que hagan hablar y, de esta manera, se desvié la atención de sus programas electorales de 5.000 folios y ni una sola palabra.
A continuación os dejo los dos más llamativos de estas últimas semanas:
Dicho esto ya puedo irme pero pronto haré un análisis del panorama político de Córdoba, de mi ciudad. ¿Habrá cambios? No lo sé, no soy analista político, pero haré mi reflexión.
¡Hasta otra!
viernes, 8 de abril de 2011
jueves, 7 de abril de 2011
Twitter, el cuarto poder
De bien es sabido que el periodismo en sus comienzos se erigía como una plataforma donde las verdades injustas de los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) quedaban a la luz y, por ello, durante muchas décadas fueron perseguidas quienes de verdad querían realizar esta función de contrapoder.
Conforme fueron pasando los días, semanas, meses y años; el periodismo se fue desviando hacía un simple parapeto más del poder establecido convirtiéndose en el estadio de fútbol donde los diferentes políticos jugaban su particular partido. Al igual que los tres poderes, el periodismo tradicional de grandes cabeceras se fue fusionando un poquito más con ellos.
De esta manera la influencia del cuarto poder se veía condicionada por una publicidad, unas subvenciones, que no permitían elevar a un alto grado cualquier acusación frente a los que ostenta el poder.
Pero hace poco más o menos de un lustro, apareció el fenómeno de las redes sociales. En principio eran minoritarias y su uso prácticamente se reducía al de pequeño grupo de amigos, luego llegaría su aplicación empresarial y publicitaria y hace poco más de un año se erigiría como la mayor fuente de información.
Llegaron los blogs, Twitter, Facebook… Y de repente todos formábamos parte primordial del tráfico de la información, estábamos más cerca de nunca de exigir y dejar de exigir nuestros derechos. Tampoco voy a decir que gracias a Twitter todos podamos ser periodistas, siempre se exigirá un filtro de profesionales que digan qué o no debe ser de interés público.
Pero sí hay algo que logra esta red social, es que los periodistas puedan hablar como personas que son y no como algunas veces parecen ser borregos. De esta manera escuchamos opiniones bien fundamentadas en apenas 140 caracteres mientras en dos hojas de prensa no encontramos apenas argumentos.
Con Twitter si sabes elegir bien tus contactos puedes enterarte de todo y cuando quieras, tampoco el político se librará de tus preguntas y algunas respuestas, aunque con mentiras, se te contestarán. Ya no habrá ignorancia para el pueblo.
Y desde esa ignorancia llega el motivo de mi entrada de hoy, ya no quedan olvidados los abusos de poder de los dirigentes, ya no podrán irse de rositas creyendo que para el pueblo son poco menos que un pasto al que darle de comer de vez en cuando.
Ayer, los eurodiputados de PP, PSOE y UPyD votaron en contra de una moción que iba a acabar con sus viajes en primera clase en los aviones, obligándoles a ir turista. Posiblemente el ahorro de esta medida iba a ser tan irrisorio que no llegaría ni a una prima por gol de un delantero de primera. Pero era un buen ejemplo, algo que nos hiciera ver que todos debemos apretarnos el cinturón.
Pero no, no fue así, el egoísmo de la Eurocámara, con nuestros compatriotas al frente, no entendió de éticas y su tren del honor se descarriló antes de tiempo. Un joven periodista suelta la noticia, 40.000 seguidores en su haber, y vuela y vuela el tema como los aviones de primera clase de los eurodiputados. Bajo el treding topics (tema caliente) de #eurodiputadoscaradura, miles de críticas le fueron lloviendo a todos esos “defensores del buen hacer”.
No pasaron dos horas para que PSOE y UPyD rectificaran su voto, pidiendo perdón y haciendo gala de que esa no es su “ideología”, el cuarto poder ha regresado y ojalá podamos pensar que este tema pequeño sea la antesala de otros tantos grandes que haga pensar a los gobernantes, legisladores y demás de este país y continente de que se deben al pueblo.
Sin más os dejo un vídeo sobre el tema:
¡Hasta otra!
Conforme fueron pasando los días, semanas, meses y años; el periodismo se fue desviando hacía un simple parapeto más del poder establecido convirtiéndose en el estadio de fútbol donde los diferentes políticos jugaban su particular partido. Al igual que los tres poderes, el periodismo tradicional de grandes cabeceras se fue fusionando un poquito más con ellos.
De esta manera la influencia del cuarto poder se veía condicionada por una publicidad, unas subvenciones, que no permitían elevar a un alto grado cualquier acusación frente a los que ostenta el poder.
Pero hace poco más o menos de un lustro, apareció el fenómeno de las redes sociales. En principio eran minoritarias y su uso prácticamente se reducía al de pequeño grupo de amigos, luego llegaría su aplicación empresarial y publicitaria y hace poco más de un año se erigiría como la mayor fuente de información.
Llegaron los blogs, Twitter, Facebook… Y de repente todos formábamos parte primordial del tráfico de la información, estábamos más cerca de nunca de exigir y dejar de exigir nuestros derechos. Tampoco voy a decir que gracias a Twitter todos podamos ser periodistas, siempre se exigirá un filtro de profesionales que digan qué o no debe ser de interés público.
Pero sí hay algo que logra esta red social, es que los periodistas puedan hablar como personas que son y no como algunas veces parecen ser borregos. De esta manera escuchamos opiniones bien fundamentadas en apenas 140 caracteres mientras en dos hojas de prensa no encontramos apenas argumentos.
Con Twitter si sabes elegir bien tus contactos puedes enterarte de todo y cuando quieras, tampoco el político se librará de tus preguntas y algunas respuestas, aunque con mentiras, se te contestarán. Ya no habrá ignorancia para el pueblo.
Y desde esa ignorancia llega el motivo de mi entrada de hoy, ya no quedan olvidados los abusos de poder de los dirigentes, ya no podrán irse de rositas creyendo que para el pueblo son poco menos que un pasto al que darle de comer de vez en cuando.
Ayer, los eurodiputados de PP, PSOE y UPyD votaron en contra de una moción que iba a acabar con sus viajes en primera clase en los aviones, obligándoles a ir turista. Posiblemente el ahorro de esta medida iba a ser tan irrisorio que no llegaría ni a una prima por gol de un delantero de primera. Pero era un buen ejemplo, algo que nos hiciera ver que todos debemos apretarnos el cinturón.
Pero no, no fue así, el egoísmo de la Eurocámara, con nuestros compatriotas al frente, no entendió de éticas y su tren del honor se descarriló antes de tiempo. Un joven periodista suelta la noticia, 40.000 seguidores en su haber, y vuela y vuela el tema como los aviones de primera clase de los eurodiputados. Bajo el treding topics (tema caliente) de #eurodiputadoscaradura, miles de críticas le fueron lloviendo a todos esos “defensores del buen hacer”.
No pasaron dos horas para que PSOE y UPyD rectificaran su voto, pidiendo perdón y haciendo gala de que esa no es su “ideología”, el cuarto poder ha regresado y ojalá podamos pensar que este tema pequeño sea la antesala de otros tantos grandes que haga pensar a los gobernantes, legisladores y demás de este país y continente de que se deben al pueblo.
Sin más os dejo un vídeo sobre el tema:
¡Hasta otra!
domingo, 3 de abril de 2011
127 horas
Sinópsis
Basada en la historia real de Aron Ralston, un intrépido montañero y escalador norteamericano conocido porque en mayo de 2003, durante una escalada por los nada transitados cañones en Utah, sufrió una caída y su brazo quedó atrapado por una roca dentro de una profunda grieta. Tras varios días inmovilizado e incapaz de encontrar una solución alternativa, tuvo que tomar una dramática decisión. (FILMAFFINITY)
Vídeo promocional
Mi crítica
Que Danny Boyle es uno de los mejores directores actuales no es un secreto pero con 127 horas lo vuelve a demostrar pese a las limitaciones que el argumento le podía dar. La cinta nos traslada a la cierta historia de Aron Ralston interpretado por un unas veces limitado James Franco. Sin embargo el drama de la desesperanza por saber que tienes los minutos contados, provoca que nos encontremos ante una gran película de la rabia por seguir vivo pese a todos los problemas que se le presente.
Desesperante por momentos, y algo difícil de seguir en otros tantos por todas las alucinaciones que sufre el protagonista, 127 horas se presenta como una buena historia con la que poder pasar el rato sin rozar la obra maestra. Por otra parte estas alucinaciones, locuras de Aron, consiguen que el hilo argumental no sea muy aburrido y podamos obtener emotividad y humor en un casi totalmente monólogo de James Franco.
La música irá acorde a la historia de aventuras que se nos presenta mientras que la ambientación de los parajes desérticos y espectáculares del estado de Utah. Un buen montaje que busca no jugar con las cámaras fijas y sentir la desesperación del protagonista usando hasta su propia cámara en muchos momentos de la cinta.
En definitiva Danny Boyle consigue hacer otra gran película con una historia diferente, genio en cada campo que toca como lo hizo con el realismo social, en Slumdog Millionaire; survival horror, en 28 días después, o el suspense de los viajes espaciales con Sunshine. Una gran muestra no del todo a la altura pero sí con un gran notable poco mejorable.
Valoración 7.5
Argumento: 7
Reparto: 7
Ambientación: 9
Efectos: 9
Música: 8
Resumen de crítica
Desesperante prueba de valor que nos presenta Danny Boyle con el monólogo bueno pero no excelente de James Franco. Fascinante historia que se nos presenta con un buen juego de cámaras y unos paisajes perfectos de no ser un drama la película. Una vez más Boyle me vuelve a cautivar con una película suya.
Basada en la historia real de Aron Ralston, un intrépido montañero y escalador norteamericano conocido porque en mayo de 2003, durante una escalada por los nada transitados cañones en Utah, sufrió una caída y su brazo quedó atrapado por una roca dentro de una profunda grieta. Tras varios días inmovilizado e incapaz de encontrar una solución alternativa, tuvo que tomar una dramática decisión. (FILMAFFINITY)
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Mi crítica
Que Danny Boyle es uno de los mejores directores actuales no es un secreto pero con 127 horas lo vuelve a demostrar pese a las limitaciones que el argumento le podía dar. La cinta nos traslada a la cierta historia de Aron Ralston interpretado por un unas veces limitado James Franco. Sin embargo el drama de la desesperanza por saber que tienes los minutos contados, provoca que nos encontremos ante una gran película de la rabia por seguir vivo pese a todos los problemas que se le presente.
Desesperante por momentos, y algo difícil de seguir en otros tantos por todas las alucinaciones que sufre el protagonista, 127 horas se presenta como una buena historia con la que poder pasar el rato sin rozar la obra maestra. Por otra parte estas alucinaciones, locuras de Aron, consiguen que el hilo argumental no sea muy aburrido y podamos obtener emotividad y humor en un casi totalmente monólogo de James Franco.
La música irá acorde a la historia de aventuras que se nos presenta mientras que la ambientación de los parajes desérticos y espectáculares del estado de Utah. Un buen montaje que busca no jugar con las cámaras fijas y sentir la desesperación del protagonista usando hasta su propia cámara en muchos momentos de la cinta.
En definitiva Danny Boyle consigue hacer otra gran película con una historia diferente, genio en cada campo que toca como lo hizo con el realismo social, en Slumdog Millionaire; survival horror, en 28 días después, o el suspense de los viajes espaciales con Sunshine. Una gran muestra no del todo a la altura pero sí con un gran notable poco mejorable.
Valoración 7.5
Argumento: 7
Reparto: 7
Ambientación: 9
Efectos: 9
Música: 8
Resumen de crítica
Desesperante prueba de valor que nos presenta Danny Boyle con el monólogo bueno pero no excelente de James Franco. Fascinante historia que se nos presenta con un buen juego de cámaras y unos paisajes perfectos de no ser un drama la película. Una vez más Boyle me vuelve a cautivar con una película suya.
sábado, 2 de abril de 2011
En el nombre del Padre (1993)
Sinópsis
Belfast, años 70. Gerry (Day-Lewis) es un gamberro que sólo sabe beber e ir de juerga, para disgusto de su padre Giuseppe (Postlethwaite), un hombre tranquilo y educado. Cuando Gerry se enfrenta al IRA, su padre lo manda a Inglaterra. Una vez allí, por caprichos del azar, es acusado de participar en un atentado terrorista y condenado a cadena perpetua junto con los "cuatro de Guildford". También su padre es arrestado y encarcelado. En la cárcel Gerry descubre que la aparente fragilidad de su padre esconde en realidad una gran fuerza interior. Con la ayuda de una abogada entregada a la causa (Thompson), Gerry se propone demostrar su inocencia, limpiar el nombre de su padre y hacer pública la verdad sobre uno de los más lamentables errores legales de la historia reciente de Irlanda. (FILMAFFINITY)
Vídeo promocional
Crítica
Las mejores historias no hay que crearlas sino relatarlas. Una gran prueba de esta afirmación la puede observar el pasado jueves cuando en segunda cadena pública me regalaron la oportunidad de ver una de las películas más emotiva de las que he disfrutado en los últimos años.
Su nombre, En el nombre del padre nos dice mucho de lo que nos podía esperar, una historia familiar, de la lucha de un valor tan intrínseco como la de una libertad arrebatada por los agobios de un gobierno de regalar a un pueblo unas brujas a las que quemar.
En el nombre del padre nos traslada a la cruda realidad de una Belfast devastada por la guerra ahí vivida entre las tropas británicas y el IRA, una ciudad donde la ley las marcan los terrorista y militares y no ningún gobierno elegido por los que ahí poblaban. En ese contexto nace, crece y madura Gerry Colon, un vulgar delincuente que intenta ganarse la vida robando en los tejados de las casas, acción que más de una vez le pudo haber costado la vida por manos de unos y otros. Pero su tiempo en la ciudad norirlandesa tenía sus días contados para su desgracia pues en Londres es donde se cometería el drama, el hecho que marca la narración de esta cinta.
La injusticia de estar en el lugar y momento equivocado marcará el guión magistralmente dosificado e hilado en las manos de unos personajes todavía mejor interpretados. Gerry, al igual que sus principales amigos paisanos en la ciudad londinense, será encarcelado por un crimen que no cometió a la vez que tuvo que ver como hacían lo mismo con su padre por el simple hecho de ser su padre.
Desde ese momento comenzará la lucha, la creencia en la libertad de un padre que ha de ver como su hijo no cree en ella, un fiel reflejo de las cárceles, de los diferentes grupos, del valor de la amistad y el amor a un hijo. También habrá momento para conocer el odio, el verdadero odio del que sí era activista del IRA, el que cometió los crímenes por los que se se les acusan a la inocente familia y amigos de Gerry.
Un plato excelentemente combinado, basado en hechos reales, los cuatro de Gilford que sufrieron un atropello de su vida por valor de 15 años. Una receta que superará la excelencia en cada una de sus escenas pues no solo una emotividad aplastante de las manos, sobre todo, de Giussepe, padre de Gerry; sino que habrá minutos en esos poco más de dos horas de cinta para la acción desde el primer segundo.
Jim Sheridan, director de la cinta, conseguirá que sus actores vertebren bien la historia de conversaciones verdaderamente dramáticas, diferentes en cada escena, ansiosas de mostrar sentimientos en los papeles de Daniel Day-Lewis (Gerry Colon), Emma Thompson (la abogada), Pete Postlethwaite (Giussepe).
Para terminar con los encajes que suponen esta increíble muestra de valor, de representación de la verdad social siempre encontraremos esa banda sonora de las películas británicas-irlandesas que nos sumergirá aun más, si cabe, en la dura historia que se nos cuenta.
Yendo ya a la conclusión creo que está todo dicho, bueno no, se podrían escribir párrafos aún más largos, pero en definitiva En el nombre del padre es capaz de conmovernos con una historia de demanda social, un golpe de guiones emotivos, de lucha, que difícilmente podrían ser mejorados.
Resumen crítica
Las mejores historias no hacen falta crearlas sino relatarlas, porque las tenemos ahí. En 1993 se estrenó esta película que nos contó la dureza de la lucha por la libertad de unos encarcelados en Gran Bretaña por un crimen que no cometieron. La historia está ahí, es fácil sacarle jugo pero hay que hacerlo, y eso lo consiguen cada uno de los integrantes de esta película, tanto guionistas como actores, músicos y directores. La emotividad en su punto casi perfecto, distrayerse de la película no es más que un pecado y si además la vemos en Versión Original (posiblemente el mayor regalo que nos ha hecho a todos la TDT) vemos la belleza de un argumento bien vertebrado.
Valoración 9.5
Argumento: 10
Reparto: 10
Ambientación: 8
Efectos: -
Música: 9
Belfast, años 70. Gerry (Day-Lewis) es un gamberro que sólo sabe beber e ir de juerga, para disgusto de su padre Giuseppe (Postlethwaite), un hombre tranquilo y educado. Cuando Gerry se enfrenta al IRA, su padre lo manda a Inglaterra. Una vez allí, por caprichos del azar, es acusado de participar en un atentado terrorista y condenado a cadena perpetua junto con los "cuatro de Guildford". También su padre es arrestado y encarcelado. En la cárcel Gerry descubre que la aparente fragilidad de su padre esconde en realidad una gran fuerza interior. Con la ayuda de una abogada entregada a la causa (Thompson), Gerry se propone demostrar su inocencia, limpiar el nombre de su padre y hacer pública la verdad sobre uno de los más lamentables errores legales de la historia reciente de Irlanda. (FILMAFFINITY)
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Crítica
Las mejores historias no hay que crearlas sino relatarlas. Una gran prueba de esta afirmación la puede observar el pasado jueves cuando en segunda cadena pública me regalaron la oportunidad de ver una de las películas más emotiva de las que he disfrutado en los últimos años.
Su nombre, En el nombre del padre nos dice mucho de lo que nos podía esperar, una historia familiar, de la lucha de un valor tan intrínseco como la de una libertad arrebatada por los agobios de un gobierno de regalar a un pueblo unas brujas a las que quemar.
En el nombre del padre nos traslada a la cruda realidad de una Belfast devastada por la guerra ahí vivida entre las tropas británicas y el IRA, una ciudad donde la ley las marcan los terrorista y militares y no ningún gobierno elegido por los que ahí poblaban. En ese contexto nace, crece y madura Gerry Colon, un vulgar delincuente que intenta ganarse la vida robando en los tejados de las casas, acción que más de una vez le pudo haber costado la vida por manos de unos y otros. Pero su tiempo en la ciudad norirlandesa tenía sus días contados para su desgracia pues en Londres es donde se cometería el drama, el hecho que marca la narración de esta cinta.
La injusticia de estar en el lugar y momento equivocado marcará el guión magistralmente dosificado e hilado en las manos de unos personajes todavía mejor interpretados. Gerry, al igual que sus principales amigos paisanos en la ciudad londinense, será encarcelado por un crimen que no cometió a la vez que tuvo que ver como hacían lo mismo con su padre por el simple hecho de ser su padre.
Desde ese momento comenzará la lucha, la creencia en la libertad de un padre que ha de ver como su hijo no cree en ella, un fiel reflejo de las cárceles, de los diferentes grupos, del valor de la amistad y el amor a un hijo. También habrá momento para conocer el odio, el verdadero odio del que sí era activista del IRA, el que cometió los crímenes por los que se se les acusan a la inocente familia y amigos de Gerry.
Un plato excelentemente combinado, basado en hechos reales, los cuatro de Gilford que sufrieron un atropello de su vida por valor de 15 años. Una receta que superará la excelencia en cada una de sus escenas pues no solo una emotividad aplastante de las manos, sobre todo, de Giussepe, padre de Gerry; sino que habrá minutos en esos poco más de dos horas de cinta para la acción desde el primer segundo.
Jim Sheridan, director de la cinta, conseguirá que sus actores vertebren bien la historia de conversaciones verdaderamente dramáticas, diferentes en cada escena, ansiosas de mostrar sentimientos en los papeles de Daniel Day-Lewis (Gerry Colon), Emma Thompson (la abogada), Pete Postlethwaite (Giussepe).
Para terminar con los encajes que suponen esta increíble muestra de valor, de representación de la verdad social siempre encontraremos esa banda sonora de las películas británicas-irlandesas que nos sumergirá aun más, si cabe, en la dura historia que se nos cuenta.
Yendo ya a la conclusión creo que está todo dicho, bueno no, se podrían escribir párrafos aún más largos, pero en definitiva En el nombre del padre es capaz de conmovernos con una historia de demanda social, un golpe de guiones emotivos, de lucha, que difícilmente podrían ser mejorados.
Resumen crítica
Las mejores historias no hacen falta crearlas sino relatarlas, porque las tenemos ahí. En 1993 se estrenó esta película que nos contó la dureza de la lucha por la libertad de unos encarcelados en Gran Bretaña por un crimen que no cometieron. La historia está ahí, es fácil sacarle jugo pero hay que hacerlo, y eso lo consiguen cada uno de los integrantes de esta película, tanto guionistas como actores, músicos y directores. La emotividad en su punto casi perfecto, distrayerse de la película no es más que un pecado y si además la vemos en Versión Original (posiblemente el mayor regalo que nos ha hecho a todos la TDT) vemos la belleza de un argumento bien vertebrado.
Valoración 9.5
Argumento: 10
Reparto: 10
Ambientación: 8
Efectos: -
Música: 9
viernes, 1 de abril de 2011
Canal Sur
Hoy he tenido que realizar en clase una práctica sobre las televisiones autonómicas, una pequeña reflexión sobre los problemas que están teniendo estas ya veteranas cadenas de TV y, en concreto, sobre Canal Sur, la que me toca vivir cada día.
Yo nunca he escondido mi parecer por Canal Sur, la considero una cadena arcaica en la mayoría de sus contenidos y derrochadora en otros tantos. Comencemos.
Lo primero que llama la atención al visualizar la cadena es su excesiva programación de “topicazos”. Los andaluces nos tiramos durante años cansados de escuchar como a nivel nacional se nos presenta de una forma muy alejada de la sociedad que realmente formamos, y sin embargo nuestra propia tele los refuerza propiciando una programación donde predomina la copla y el toreo, que tienen que tener su sitio pero no tanto.
Lo segundo es la aspiración de querer poder competir con las cadenas privadas nacionales desembolsando grandes sumas de dinero innecesarias en comprar la Liga de Campeones o los derechos para emitir grandes películas de estreno.
¿Y qué no encontramos? La presencia de producciones autonómicas, series propias tanto de carne y hueso como de dibujos se resume a Arrayan y tres y cuatro producciones más. Mientras Canal Sur programa en prime time la última de Harry Potter las películas andaluzas se han de conformar con un pequeño hueco a las 23 horas en el segundo canal.
Los programas de servicio al público son muy limitados, no se ofrece boletines horarios de las situaciones del tráfico, tiempo entre otros tantos. Y los que hay, los de universidades, mundo agrario, se ubican en horarios muy limitados en beneficio de otros de dudosa calidad.
Hemos de tener en cuenta que Canal Sur cuesta en torno a los 100€ por persona al año, muy por encima de los 34 de TVE, y se paga para tener un servicio que informe. No me meto en problemas de abusos políticos si no en problemas de contenidos. No se puede tener 4 horas de un programa dedicado a buscarle novio/a a una persona.
En definitiva Canal Sur no cumple su función social y está lejos de ser una televisión pública.
Yo nunca he escondido mi parecer por Canal Sur, la considero una cadena arcaica en la mayoría de sus contenidos y derrochadora en otros tantos. Comencemos.
Lo primero que llama la atención al visualizar la cadena es su excesiva programación de “topicazos”. Los andaluces nos tiramos durante años cansados de escuchar como a nivel nacional se nos presenta de una forma muy alejada de la sociedad que realmente formamos, y sin embargo nuestra propia tele los refuerza propiciando una programación donde predomina la copla y el toreo, que tienen que tener su sitio pero no tanto.
Lo segundo es la aspiración de querer poder competir con las cadenas privadas nacionales desembolsando grandes sumas de dinero innecesarias en comprar la Liga de Campeones o los derechos para emitir grandes películas de estreno.
¿Y qué no encontramos? La presencia de producciones autonómicas, series propias tanto de carne y hueso como de dibujos se resume a Arrayan y tres y cuatro producciones más. Mientras Canal Sur programa en prime time la última de Harry Potter las películas andaluzas se han de conformar con un pequeño hueco a las 23 horas en el segundo canal.
Los programas de servicio al público son muy limitados, no se ofrece boletines horarios de las situaciones del tráfico, tiempo entre otros tantos. Y los que hay, los de universidades, mundo agrario, se ubican en horarios muy limitados en beneficio de otros de dudosa calidad.
Hemos de tener en cuenta que Canal Sur cuesta en torno a los 100€ por persona al año, muy por encima de los 34 de TVE, y se paga para tener un servicio que informe. No me meto en problemas de abusos políticos si no en problemas de contenidos. No se puede tener 4 horas de un programa dedicado a buscarle novio/a a una persona.
En definitiva Canal Sur no cumple su función social y está lejos de ser una televisión pública.
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