miércoles, 9 de mayo de 2012

Cuando la intimidad no es un derecho

Vivimos tiempos turbios donde la libertad se pone en entredicho mientras el estado del bienestar se parte en cachitos. Mientras tanto el periodismo vive su particular implosión con sus propios recortes de plantillas que obligan a hacer más con menos. Pero mientras se le expone a los redactores a esa utópica aventura de ejercer el cuarto poder sin recursos capitales ni tiempo, unos directores e intereses empresariales o ideológicos minan la credibilidad de tal medio con burdos ataques no correspondidos con lo que debería de ser la profesión.

Quizás me pierda un poco, como suelo hacerlo en mi blog, pero esta entrada va dedicada a dos periódicos españoles: La Razón y el ABC. Lejos de cualquier línea editorial hay unos límites que el periodismo no debería de pasar, la de primar la opinión sobre la información. Se puede aceptar, medianamente, que uno interprete barriendo para su casa una noticia, pero no destacar la opinión.

Estas semanas la propaganda desde las portadas alentando a no ir a manifestaciones bajo supuestos bastante discutibles, o la de ofrecer la imágenes de líderes extranjeros como poco menos que el diablo ha terminado por crear una burbuja de cada vez menor credibilidad sobre el periodista.

Y cuando no parecía pocos los ingredientes que alimentaban esa implosión de la que apodaba antes, La Razón  se inventa algo nuevo, un hecho diferente que demuestre su desastrosa visión del buen hacer profesional, invadir la intimidad del ciudadano libre. No eran políticos, no ejercían cargos públicos ni mucho menos su posición social era de la relevancia suficiente para ocupar una portada de ese calibre. Y así e invadiendo, como comenté antes, la intimidad de la persona se mencionaron sus expedientes académicos sin más función que la de hacer daño, que la de desinformar exponiendo al estudiante manifestante de fracasado.

Señores de la "sin razón", yo no he acabado la carrera de periodismo aún, pero puedo decir que me la sacaré en cuatro años y que comparto fielmente la idea de una educación pública y con una calidad cuanto menos sea decente, ni siquiera notable, y no nefasta como queréis convertirla. Y no hay que ser muy locuaz para darse cuenta de las razones de mi conclusión.

España tiene casi uno de cada cuatro personas desempleadas por buena culpa del pinchazo de la construcción. Personas que abandonaron los estudios por el poco ánimo a la formación, con su calidad, que desde allí se hacía. Cabe pensar que si la formación de estos jóvenes y la creación de empleos que reclamaran tal cosa no viviríamos una crisis tan traumatizante como la actual.

Aun más, todavía había una barrera del buen hacer que pasar con la portada. La de la manipulación, la de la desvergüenza de convertir una expresión ciudadana contra los banqueros en una contra los estudiantes. Rehacer una foto de un fotoperiodista de Associated Press en lo que vemos a continuación:



No son los principios del periodismo, no es lo que se educan en las facultades. Los pocos principios que se nos inculcan no son para nada eso. Quizás sería conveniente ofrecer una beca de estudios en periodismo para los directores y propietarios del periódico del Grupo Planeta, puede que de esta manera apreciaran más la importancia de la libertad de expresión estudiantil por una educación digna que evite tales daños como el que habéis ofrecido con esta portada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario