A la falta de mejores tiempos solo podemos disfrutar un paseo a ras de río. Hablamos del que va entre el Puente Oxidado y el Romano. Su verde y frescor vuelve a ser objeto de deseo para estos atardeceres, para caminares inolvidables aunque por mucho que hacer todavía para convertirlo en un lugar único.
(Imagen tomada desde mi móvil)
Queda hacer visible la orilla en verano para aquellos valientes que quieren remojar sus pies cansados entre tanto monumento de la ciudad. Queda alargarlo hasta el Puente de San Rafael y así disfrutar a ojo y cercanía de toda la majestuosidad de la reserva de los Sotos de la Albolafía. Queda también poder mirar atrás y comparar el modernismo de la orilla sur con el viaje al pasado que ofrece la norte.
Pero hasta entonces Córdoba sigue teniendo un lugar de paseo mágico, fresco que ofrecen unos atardeceres que parecen no acabar nunca.
Con tu permiso lo enlazamos en orilla Izquireda
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