lunes, 29 de agosto de 2011

Análisis Limbo (PC) - Las sombras también brillan

Hablar de Limbo no es hablar de gráficos, ni de sus innovaciones tecnológicas, tampoco hablar de sus épicas misiones ni finales. Limbo es un juego modesto, de poco presupuesto, nacido para aprovechar los nuevos rincones de distribución online que dejan las grandes plataformas. Pero Limbo tiene algo, una ambientación simple, sombría, oscura, a veces incluso borrosa que parece escondernos un secreto.

No hay muchos ingredientes en nuestra aventura, somos un chico de media melena, no sabemos si negro o blanco, pues solo los ojos parecen iluminarse y darnos a entender la ardua aventura que tenemos por delante. Solo tres controles, movimiento, salto, y botón de acción (para sujetar o activar algún objeto del mapa). Con ello tendremos que ir paso por paso por un mundo de plataformas.

Conocemos poco de la historia, no se nos introducen como en otros títulos similares un argumento al que debamos seguir, al parecer nuestro chico quieren encontrar a su hermana tras despertarse en el Limbo (que da nombre al juego y que es el borde entre la vida y la muerte, entre el cielo y el infierno). Pero no importa, queremos llevar hasta la luz a nuestro pequeño muchacho de ojos brillantes. En el camino solo nosotros seremos nuestro enemigo, aunque es cierto que cierta araña, o unos jóvenes con flechas en mano, nos dificultarán nuestros paseos por charcas, montañas y algo que parecen ser fábricas. Pero nuestro principal rival será nuestra cabeza en la búsqueda de una resolución rápida y eficaz de unos puzles, de los que párrafos después hablaré, que harán de Limbo una historia breve que apenas llegará a las dos horas y media (dependiendo de la pericia) de juego.



Como decíamos el juego son sombras, negritud en la plenitud de los escenarios donde nos movamos, a veces algo de luz de ciudad en ruinas, pero nada más. Una excelente ambientación, unos paisajes que merecen la pena caminar.

Los silencios son protagonistas, la noche son ruidos en la lejanía, traqueteo de nuestros pasos sobre el asfalto, bostezos de alguien que no llega a su destino. Limbo es eso, un juego sin banda sonora ahora que esta industria empieza a ser la cuna de salida de grandes prometedores directores de orquesta. Al principio crees que hay un error, que no está conectados tus altavoces, pero cuando recorres dos pasos, saltas sobre un charco comienzas a sumergirte en un sueño sonoro de difícil salida, te atrapa sin más.

Sin embargo esa atracción se vuelve cansina en lo que a dificultad se refiere, los puzles se vuelven complejos y quizás sea yo o quizás seamos todos, pero nuestro ingenio en algunos casos no llega para tanto. Nos vemos obligados a repetir una y otra vez y las sombras se vuelven un bucle que en algunos casos terminan por cansar.

Ya en líneas finales quiero expresar la calidad de estos títulos que nos ayudan a entender y tener razones para explicar porque los videojuegos son arte. Limbo es una breve reflexión de ello, nos traslada a mundos de pinceles, de cuentos hermosos de una búsqueda desesperada en el borde de la vida. Una compra barata que podría alegrar un viaje nocturno en un tren con marcas de lluvia en la ventana. Un juego de esos que ganan con el ambiente que nosotros le queramos dar.

Valoración: 8.6


Jugabilidad: 8 / Tecnología: 8 / Gráficos: 10 / Sonido: 10 / Innovación: 10

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