La campaña más barata

Ser popular en estos años en los que vivimos no resulta especial difícil si tienes un talento en algún campo del espectáculo, pero alcanzar la relevancia en los medios bajo un proyecto político sigue siendo un arduo e improbable logro. Así pues fundar un partido, una coalición, y de la noche a la mañana encontrarte como cuarta o quinta fuera política de una comunidad autónoma es poco menos que una utopía.

Pero ahí están, presentes, y no porque ellos lo hayan buscado (o quizás sí, no entre en ese debate), ellos crearon un partido, cumplieron o no una ley pero dejaron sus siglas, logos y demás. El resto los demás lo harían pues su nombre, Bildu, estaría presente en los principales discursos de aquellos partidos, que por ley electoral, la ciudadanía aguantaría un lustro o dos de minutos por informativo.

Y de esta manera un partido minoritario vasco protagoniza la agenda de políticos y periodistas lejanos de esa tierra para convertir a aquellos que llaman “etarras” ser más conocidos que las propias propuestas políticas de nuestra ciudad. ¿Pero qué conocemos de ellos? No sabemos su programa político ni sus ambiciones, solo una mera idea de lo que quieren y sin embargo, son protagonistas.

España sigue cayendo en el error, en la fácil publicidad del que solo busca eso, ganar audiencia para ganar votos. Pero ahora ¿qué? Son legales y se han ahorrado los miles de millares de euros que cuesta alzar una voz en unos oídos que difícilmente escuchan mientras que otras propuestas con más votos nunca alcanzarán un titular de un periódico nacional.