lunes, 27 de junio de 2011

Mi alegato final por Córdoba 2016

Quería escribir, debía escribir… He de hacer mi último alegato, el final, las palabras que regalaré a la candidatura cordobesa a capital europea de la cultura. Mañana una etapa de esta ciudad mía, de la que soy lo que soy, acaba con éxito o fracaso. Será el adiós a una lucha para acoger o no un apellido en su nombre que le corresponde por sangre pero que sería oficial en un año.

2016 es una simple fecha, de algo que por historia la ciudad se ha ganado. Cultura en sus raíces, cultura en sus ramas, cultura en las hojas que hoy brotan con ánimo de volver a deslumbrar al mundo como los califas los hacían en sus salas ricas de Medina Azahara.

No es un camino fácil, no es menosprecio la lucha desde tierras canarias, castellanas o del viejo reino de Aragón. Pero las voces que gritan traídas desde “la orilla sagrada” del Guadalquivir son veteranas, casi una década acumulan. Diez años que ya han cambiado la ciudad, diez años que ya han dejado una ciudad hecha para ser un referente. Un camino con o sin reconocimiento va a seguir imperando porque la cultura ya ha impregnado a la ciudad.

Así como el deseo colectivo, el anhelo de una lucha común, el de demostrar al resto ese orgullo tan característico nuestro que parecía olvidado. Córdoba quiere ha logrado ser TT en dos ocasiones en apenas 25 días. Es tan nuestra esta creencia en la capitalidad que no hace falta que nos lo diga desde fuera.

Pero no podemos quedarnos ahí pues la oficialidad en esta vida demuestra la valía de toda una lucha. Nos pone en el ojo de la belleza, de lo que ciudades como Atenas, cuna de la civilización ya ha obtenido y a la que Córdoba, patria de la escancia abierta española reclama.

Mañana, como digo, acaba todo… Candidata no seremos… Auténtica, oficial, única… Otros adjetivos acompañarán a Córdoba. Un fuerte abrazo y ojalá tengamos la suerte que por derecho propio, y ya no solo por historia, nos hemos merecido.

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