La tristeza ha vuelto al terreno deportivo tras muchos triunfos de nuestros deportistas y equipos, motos, tenis, fútbol… un sinfín de éxitos que ha encontrado la derrota en uno de los que nos hizo felices hace cuatro años, el baloncesto.
España jugó con la derrota desde que desembarcó en Turquía y esta llegó hoy con un juego pobre y sin ambición durante estas semanas. La ÑBA no ha perdido por calidad, ha caído por decir adiós a sus orígenes. España llegó a la gloria por su modestia al no ser un grande pero la tortilla se dio la vuelta y un gran equipo pecó de lo que contra hace unos años luchaba. Hemos vuelto a ser mediocres por nuestra arrogancia cayendo contra escuadras menores pero tranquilos, solo es un hasta luego.
Las bases sentadas por todos estos triunfos hacen soñar con que generaciones futuras nos devuelva los éxitos que la poca ambición de los actuales nos ha negado esta vez. Ser un grande creo que hará que estos jóvenes talentos que hoy nacen en la disciplina vengan con más ánimo de defender una historia.
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