Es de buen sabido mi predilección por el servicio de alojamiento de vídeos de Vimeo, creo que a lo largo de estos varios años de blog he ido subiendo los pequeños cortometrajes que me han parecido interesantes compartirlos.
Hoy os traigo la pequeña historia de ficción de un joven fotógrafo donde a través de su objetivo se encuentra una sorpresa. Parece ser que el vídeo está hecho a través del editor del iPhone 4S.
Sin más a contemplar el corto.
sábado, 29 de octubre de 2011
jueves, 27 de octubre de 2011
¿En qué puesto estás en la lista de habitantes del mundo?
A raíz de la noticia de que ya somos 7.000 millones de humanos en La Tierra la cadena pública británica, BBC, ha sacado una curiosa web donde a través de dar nuestra fecha de nacimiento podemos averiguar uno puede saber ahora qué número, en la infinidad de habitantes del planeta, ocupaba en el momento de nacer y también de toda la historia de la humanidad.
Para averiguarlo solo hay que seguir unos breves pasos:
Yo soy el 5 307 863 236 persona viva en La Tierra, y a lo largo de la historia soy el 80 373 438 505 que ha pisado este noble planeta.
Noticia leída originalmente en La Vanguardia.
P.S. Naturalmente todo esto es aproximado, sería imposible averiguarlo. Pero siempre es algo curioso.
Para averiguarlo solo hay que seguir unos breves pasos:
- Acceder a 7 billion people and you: What's your number?.
- Una vez dentro de la página nos sale tres casilla donde ponemos nuestros datos de nacimiento.
- Le damos a Go y voila.
Yo soy el 5 307 863 236 persona viva en La Tierra, y a lo largo de la historia soy el 80 373 438 505 que ha pisado este noble planeta.
Noticia leída originalmente en La Vanguardia.
P.S. Naturalmente todo esto es aproximado, sería imposible averiguarlo. Pero siempre es algo curioso.
El club de la lucha - La maestría de nuestro yo interno
Sinopsis
Jack es un personaje insomne, hastiado de su gris y rutinaria vida. En un viaje en avión conoce a Tyler Durden, un carismático vendedor de jabón que sostiene una filosofía muy particular: el perfeccionismo es cosa de gentes débiles; en cambio, la autodestrucción es lo único que hace que realmente la vida merezca la pena. Jack y Tyler deciden formar un club secreto de lucha que tendrá un éxito arrollador. (FILMAFFINITY)
Vídeo promocional
Crítica
La maestría de convertir la más oscura demencia de lo más profundo de los hombres en una brillante historia con la que cautivar las mentes más reflexivas. Así es El Club de la lucha, así es como dos horas de valientes diálogos, de personajes vagueantes de un mundo que les ignora logra convertirse en una triste metáfora de la sociedad decadente de la que vivimos.
Analizar El club de la lucha no es nada fácil, de hecho llevo más de una hora postrada frente a mi pequeño Toshiba indagando en las palabras correctas. Mientras que dibujar su historia aquí, hasta de forma superficial, sería un atentado contra quien quisiera verla. Pero allá voy.
Quizás haya que cerrar los ojos, sumergirte en esos pensamientos y buscar esclarecer lo que has visto, lo que te han mostrado. Una auténtica aberración, apología de lo más oscuro de lo hombre pero que al final resulta ser una genialidad. Una perfección para los sentidos, una muestra de nuestro lado más salvaje como respuesta a nuestro olvido de lo que somos y fuimos.
La historia comienza donde acaba, ahí el narrador, Jack (cuyo nombre no escuché pero si aparece en el resumen será verdad) nombre se encontrará sentado en una silla observando los rascacielos de una gran ciudad. Los últimos recuerdos de una vida corta, poco a poco se nos narrará los motivos que le han llevado a estar ahí, con un hombre y una pistola en su boca. Pensamientos, reflexiones, búsquedas de uno mismo (algo que repetiré una y otra vez en esta crítica).
La lucha es el hilo conductor de la historia, no una lucha en su lado más literal sino más figurado, la pelea de golpes para encontrarse así mismo, para demostrarse a uno mismo que se puede llegar a ser grande, a no ser un desperdicio en una sociedad que los destina hacia labores donde somos desaprovechados. Pero mientras eso pasa, una enorme historia se crea, una reflexión de la fragilidad del hombre que una vez más se vez se ve en la necesidad de ser esclavizado por la locura y carisma de otro hombre que con unas palabras, frases para la historia del cine, dará respuesta a quienes la busquen.
La interpretación del reparto será magistral. Brad Pitt desenvolviéndose de forma genuina en su papel mientras que Edward Norton logrará captar la esencia perdida de su papel. ¿Qué somos? ¿A dónde queremos y podemos llegar? Preguntas que con su forma de actuar, y en sus diálogos, bien mostrará al público. Y para completar el elenco encontraremos a Helena Bonham quien posiblemente sea la mejor persona, como años después de esta película veríamos, para acoger a la loca y maniática Marla Singer.
Todos ellos cumplen de sobresaliente manera. Brad Pitt transmite la decisión, la seguridad en uno mismo que contagiará a lo largo de las dos horas a Norton, más cabizbajo, buscando respuestas que en Bradd Pitt encontrará.
En todo ello, en ese buen hilar entre actores, mucha culpa tendrá una dirección brillante de David Fincher que transmitirá en toda la cinta su predilección por la alta carga emocional de los diálogos y la violencia no de acción sino de reflexión.
En cuanto a la música no habrá lugar para mucho lucimiento, los momentos en la que está lucirá bien aunque en esta cinta se agradece el silencio, los descansos entre palabrerío para ponerte al día de lo que pasa en la pantalla. Mientras que en el otro punto, en la ambientación, decorado, se nos reflejará bien el mundo de barrios bajos. Pero a la par se verán bien que no son solo jóvenes de cortos presupuestos quienes encuentren ahí su hogar.
Todo parece perfecto tras releer las líneas que he dedicado, pero la verdad es que hay que estar preparado para ver El club de la lucha pues, como otras tantas cintas, nos hará reflexionar sobre muchas cosas. Planteamientos innatos que en la primera hora trataremos de buscar respuesta.
Sus diálogos son brillantes, sí, pero el film termina por momentos por convertirse en un fomento de la violencia como herramienta para encontrar el camino de vuelta a casa. Una reflexión de una generación perdida, como se nos mostrará en la cinta: “hijos malditos de la historia”.
Valoración 8.75
Argumento: 8.5
Reparto: 10
Ambientación: 9
Efectos:
Música: 8
Jack es un personaje insomne, hastiado de su gris y rutinaria vida. En un viaje en avión conoce a Tyler Durden, un carismático vendedor de jabón que sostiene una filosofía muy particular: el perfeccionismo es cosa de gentes débiles; en cambio, la autodestrucción es lo único que hace que realmente la vida merezca la pena. Jack y Tyler deciden formar un club secreto de lucha que tendrá un éxito arrollador. (FILMAFFINITY)
Vídeo promocional
Crítica
La maestría de convertir la más oscura demencia de lo más profundo de los hombres en una brillante historia con la que cautivar las mentes más reflexivas. Así es El Club de la lucha, así es como dos horas de valientes diálogos, de personajes vagueantes de un mundo que les ignora logra convertirse en una triste metáfora de la sociedad decadente de la que vivimos.
Analizar El club de la lucha no es nada fácil, de hecho llevo más de una hora postrada frente a mi pequeño Toshiba indagando en las palabras correctas. Mientras que dibujar su historia aquí, hasta de forma superficial, sería un atentado contra quien quisiera verla. Pero allá voy.
Quizás haya que cerrar los ojos, sumergirte en esos pensamientos y buscar esclarecer lo que has visto, lo que te han mostrado. Una auténtica aberración, apología de lo más oscuro de lo hombre pero que al final resulta ser una genialidad. Una perfección para los sentidos, una muestra de nuestro lado más salvaje como respuesta a nuestro olvido de lo que somos y fuimos.
La historia comienza donde acaba, ahí el narrador, Jack (cuyo nombre no escuché pero si aparece en el resumen será verdad) nombre se encontrará sentado en una silla observando los rascacielos de una gran ciudad. Los últimos recuerdos de una vida corta, poco a poco se nos narrará los motivos que le han llevado a estar ahí, con un hombre y una pistola en su boca. Pensamientos, reflexiones, búsquedas de uno mismo (algo que repetiré una y otra vez en esta crítica).
La lucha es el hilo conductor de la historia, no una lucha en su lado más literal sino más figurado, la pelea de golpes para encontrarse así mismo, para demostrarse a uno mismo que se puede llegar a ser grande, a no ser un desperdicio en una sociedad que los destina hacia labores donde somos desaprovechados. Pero mientras eso pasa, una enorme historia se crea, una reflexión de la fragilidad del hombre que una vez más se vez se ve en la necesidad de ser esclavizado por la locura y carisma de otro hombre que con unas palabras, frases para la historia del cine, dará respuesta a quienes la busquen.
La interpretación del reparto será magistral. Brad Pitt desenvolviéndose de forma genuina en su papel mientras que Edward Norton logrará captar la esencia perdida de su papel. ¿Qué somos? ¿A dónde queremos y podemos llegar? Preguntas que con su forma de actuar, y en sus diálogos, bien mostrará al público. Y para completar el elenco encontraremos a Helena Bonham quien posiblemente sea la mejor persona, como años después de esta película veríamos, para acoger a la loca y maniática Marla Singer.
Todos ellos cumplen de sobresaliente manera. Brad Pitt transmite la decisión, la seguridad en uno mismo que contagiará a lo largo de las dos horas a Norton, más cabizbajo, buscando respuestas que en Bradd Pitt encontrará.
En todo ello, en ese buen hilar entre actores, mucha culpa tendrá una dirección brillante de David Fincher que transmitirá en toda la cinta su predilección por la alta carga emocional de los diálogos y la violencia no de acción sino de reflexión.
En cuanto a la música no habrá lugar para mucho lucimiento, los momentos en la que está lucirá bien aunque en esta cinta se agradece el silencio, los descansos entre palabrerío para ponerte al día de lo que pasa en la pantalla. Mientras que en el otro punto, en la ambientación, decorado, se nos reflejará bien el mundo de barrios bajos. Pero a la par se verán bien que no son solo jóvenes de cortos presupuestos quienes encuentren ahí su hogar.
Todo parece perfecto tras releer las líneas que he dedicado, pero la verdad es que hay que estar preparado para ver El club de la lucha pues, como otras tantas cintas, nos hará reflexionar sobre muchas cosas. Planteamientos innatos que en la primera hora trataremos de buscar respuesta.
Sus diálogos son brillantes, sí, pero el film termina por momentos por convertirse en un fomento de la violencia como herramienta para encontrar el camino de vuelta a casa. Una reflexión de una generación perdida, como se nos mostrará en la cinta: “hijos malditos de la historia”.
Valoración 8.75
Argumento: 8.5
Reparto: 10
Ambientación: 9
Efectos:
Música: 8
miércoles, 26 de octubre de 2011
Zombieland - Viajando entre gamberros sin miedo a nada
Sinópsis
En un mundo plagado de zombis, Columbus (Jesse Eisenberg) es un gallina, un joven que se encuentra aterrorizado por la situación, pero cuando te juegas el ser comido por los zombies, el miedo puede mantenerte vivo. De hecho su cobardía precisamente le ha permitido que sus sesos aún se mantengan en su cabeza. Entonces un día conoce a Tallahassse (Woody Harrelson), un macarra caza zombies cuya única determinación en su vida es lograr el último Twinkie (dulce americano) en la tierra. Cuando ambos unen fuerzas con Wichita (Emma Stone) y Little Rock (Abigail Breslin), que también han encontrado una manera original de sobrevivir en ese caos, tendrán que elegir qué es peor: si confiar los unos en los otros para sobrevivir o sucumbir ante los zombies. (FILMAFFINITY)
Vídeo promocional
Crítica
Sangrienta comedia aunque no por ello enmarcada en el género gore. Una gamberrada en toda regla hecha para el disfrute de las familias y para sin destrozar el género zombi buscar expandir a estos muertos vivientes por todas las salas y televisiones del mundo. Zombieland es el claro ejemplo que los rollazos taquilleros americanos pueden ser verdaderamente entretenidos y con jugo para ser recomendada a nuestros amigos.
Un paseo de una punta a otra de los Estados Unidos, de Arizona a California, los últimos humanos y un montón de zombis que dan por saco a los que de buen gusto matarán nuestros protagonistas. La cómica historia no será simple acción porque sus guionistas han sacado su vena más instructora para hacernos ver al público como podríamos sobrevivir a una hecatombe zombi bajo unas cuantas reglas que se desglosará a lo largo de la hora y media de película.
En el campo de los personajes elegidos para la ocasión no hay que comentar mucho. Cada uno mostrará un buen hacer en sus diferentes campos. Encontraremos un tío duro, carismático pero sensiblón, estará el “niñito” juvenil destinado a ser héroe tras todo este caos, habrá lugar para la tía buena avispada y para una niña pequeña que por ocasiones parecerá la más cuerda del largometraje.
El reparto para una historia de tal bajo nivel para los sentidos no es para nada corto. Jesse Eisenberg, que luego evocaría la figura de Mark Zuckerberg en La Red Social, desarrollará su mejor faceta como actor en este tipo de historia donde su papel de Columbus le presiona bastante menos aunque conforme avance la cinta crecerá su interpretación. Tampoco faltará una chica guapa como es Emma Stone con un amplio currículum a sus espaldas en comedias “americanadas” y que gozará de un buen manejo con la pícara Wichita.
Pero el toque de calidad sobresaliente vendrá de la mano de un tipo duro de Hollywood, de un actor que evocará el papel de héroe pero a la vez del de buen padre que se preocupa por sus hijos. Ese es Woody Harrelson o, como se le conoce en la película, Tallahassse. Las grandes escenas de acción correrán de su cargo y se desenvolverá en ellas como pez en el agua.
Precisamente de Tallahase llegará una de las razones más importantes, por encima de las risas echadas. Unos pocos minutos de acción que para los nostálgicos de grandes videojuegos provocará una sonrisa de complicidad. Las montañas rusas y los bichos feos siempre han dado juego, Painkiller, Silent Hill y ahora Zombieland.
Además, no conformes con un elenco de dos actores nominados a los Oscar por otros papeles, habrá cameos de populares intérpretes de la comedia como Bill Murray.
De una película cañera como Zombieland se podría esperar un mayor apogeo musical en su banda sonora, pero lo cierto es que será pobre y cargada de algunas cortas referencias musicales. Pese al aspecto de cómic que algunas escenas tienen tampoco encontraremos importantes efectos sonoros. Pero todo ello es perdonable porque a veces un punto malo entre tanta gamberrada hace de la cinta algo más cómica de ver.
En mis últimas líneas recomiendo para los amantes del cine burdo o cine de zombi está película. No habrá lugar para el terror pero a veces es bueno sustituir el miedo por la risa. En ninguna parte de la cinta habrá terreno para el bostezo y al final de ella nos llevaremos una buena lección para la vida (Sí, también hay de eso en esta americanada): “disfrutar de las pequeñas cosas de la vida.
Valoración 7
Argumento (va incluida diversión): 7.5
Reparto: 7.5
Ambientación: 7
Efectos: - 6
Música: 5
En un mundo plagado de zombis, Columbus (Jesse Eisenberg) es un gallina, un joven que se encuentra aterrorizado por la situación, pero cuando te juegas el ser comido por los zombies, el miedo puede mantenerte vivo. De hecho su cobardía precisamente le ha permitido que sus sesos aún se mantengan en su cabeza. Entonces un día conoce a Tallahassse (Woody Harrelson), un macarra caza zombies cuya única determinación en su vida es lograr el último Twinkie (dulce americano) en la tierra. Cuando ambos unen fuerzas con Wichita (Emma Stone) y Little Rock (Abigail Breslin), que también han encontrado una manera original de sobrevivir en ese caos, tendrán que elegir qué es peor: si confiar los unos en los otros para sobrevivir o sucumbir ante los zombies. (FILMAFFINITY)
Vídeo promocional
Crítica
Sangrienta comedia aunque no por ello enmarcada en el género gore. Una gamberrada en toda regla hecha para el disfrute de las familias y para sin destrozar el género zombi buscar expandir a estos muertos vivientes por todas las salas y televisiones del mundo. Zombieland es el claro ejemplo que los rollazos taquilleros americanos pueden ser verdaderamente entretenidos y con jugo para ser recomendada a nuestros amigos.
Un paseo de una punta a otra de los Estados Unidos, de Arizona a California, los últimos humanos y un montón de zombis que dan por saco a los que de buen gusto matarán nuestros protagonistas. La cómica historia no será simple acción porque sus guionistas han sacado su vena más instructora para hacernos ver al público como podríamos sobrevivir a una hecatombe zombi bajo unas cuantas reglas que se desglosará a lo largo de la hora y media de película.
En el campo de los personajes elegidos para la ocasión no hay que comentar mucho. Cada uno mostrará un buen hacer en sus diferentes campos. Encontraremos un tío duro, carismático pero sensiblón, estará el “niñito” juvenil destinado a ser héroe tras todo este caos, habrá lugar para la tía buena avispada y para una niña pequeña que por ocasiones parecerá la más cuerda del largometraje.
El reparto para una historia de tal bajo nivel para los sentidos no es para nada corto. Jesse Eisenberg, que luego evocaría la figura de Mark Zuckerberg en La Red Social, desarrollará su mejor faceta como actor en este tipo de historia donde su papel de Columbus le presiona bastante menos aunque conforme avance la cinta crecerá su interpretación. Tampoco faltará una chica guapa como es Emma Stone con un amplio currículum a sus espaldas en comedias “americanadas” y que gozará de un buen manejo con la pícara Wichita.
Pero el toque de calidad sobresaliente vendrá de la mano de un tipo duro de Hollywood, de un actor que evocará el papel de héroe pero a la vez del de buen padre que se preocupa por sus hijos. Ese es Woody Harrelson o, como se le conoce en la película, Tallahassse. Las grandes escenas de acción correrán de su cargo y se desenvolverá en ellas como pez en el agua.
Precisamente de Tallahase llegará una de las razones más importantes, por encima de las risas echadas. Unos pocos minutos de acción que para los nostálgicos de grandes videojuegos provocará una sonrisa de complicidad. Las montañas rusas y los bichos feos siempre han dado juego, Painkiller, Silent Hill y ahora Zombieland.
Además, no conformes con un elenco de dos actores nominados a los Oscar por otros papeles, habrá cameos de populares intérpretes de la comedia como Bill Murray.
De una película cañera como Zombieland se podría esperar un mayor apogeo musical en su banda sonora, pero lo cierto es que será pobre y cargada de algunas cortas referencias musicales. Pese al aspecto de cómic que algunas escenas tienen tampoco encontraremos importantes efectos sonoros. Pero todo ello es perdonable porque a veces un punto malo entre tanta gamberrada hace de la cinta algo más cómica de ver.
En mis últimas líneas recomiendo para los amantes del cine burdo o cine de zombi está película. No habrá lugar para el terror pero a veces es bueno sustituir el miedo por la risa. En ninguna parte de la cinta habrá terreno para el bostezo y al final de ella nos llevaremos una buena lección para la vida (Sí, también hay de eso en esta americanada): “disfrutar de las pequeñas cosas de la vida.
Valoración 7
Argumento (va incluida diversión): 7.5
Reparto: 7.5
Ambientación: 7
Efectos: - 6
Música: 5
Reflexiones sobre la felicidad – Un mundo feliz
Tras varios meses deseándolo, por fin pude ponerme y terminar de leer el libro de Aldous Huxley Un mundo feliz. Y gracias a Dios que lo conseguí porque una vez más un hombre de varias décadas atrás tuvo que venir a recordarme lo que es de verdad la felicidad: no renunciar a la capacidad de pensar.
La novela distópica nos traslada a un futuro lejano e incierto, no se sabe muy bien por qué se ha llegado hasta ahí pero la bandera de la civilización unida se ha impuesto a las triviales naciones de nuestros días. El castellano o el francés son lenguas muertas, las religiones poesías del pasado que nadie recuerda, la moralidad del bien o el mal tampoco hayan presencia entre la humanidad.
¿He dicho humanidad? Quizás tenga que retirarlo pues la civilización que se nos propone es un mundo ideal donde los valores intangibles del hombre y la mujer no existen. ¿Amor y odio? Suenan a leyendas. Los hijos ya no nacen, se cultivan, se crean a catálogo para tener un cometido y ser felices con esa labor.
Sin embargo quedan reductos de la tierra donde la vida sigue su curso, donde el designio del destino y la lucha natural y evolutiva del ser humano cobran su razón. Cuando uno de esos elementos se introduzca en la perfecta sociedad.
Ya concluyendo sobre el libro propiamente dicho, Un mundo feliz son algo más de 250 páginas en la edición de bolsillo que yo escogí para leer, las primeras 50 pueden llegar a ser agobiadas pues no intentan describir todo ese entramado de creación de la sociedad ideal. Pero ello termina por ser engorroso y hasta que no comienzan las letras a regalarnos conversaciones no engancha la novela.
Diálogos entre personajes dispares. Desde los nostálgicos de ese mundo ideal que perdieron a los que se sienten solos porque no encuentran realizada esa función que le tocó en la lotería de la fábrica. Protagonistas son todos, porque todos ellos aportan algo para la reflexión aunque será Bernard Marx quienes nos guíe a través de ese loco mundo que se inicia en Londres.
Siempre es bueno pensar, reflexionar, opinar tras leer un libro como este que nos plantea un mundo aparentemente feliz, donde los elementos de la vida conviven sin problemas y se alcanzan las condiciones óptimas para la felicidad. ¿Pero merece la pena todo ello si renunciamos a nuestro corazón? Es decir, ¿si extirpamos de nuestro ser nuestras ansías de decidir por nosotros mismos.
El discurso de Huxley nos expone que para algunos quizás merezca la pena. Pero yo creo que no, nunca lo conseguiría. Al fin y al cabo la felicidad como tal nunca existiría, por mucha droga, como la que aparece en el libro, pudiéramos acaparar. En la sociedad perfecta de Un mundo feliz se nos presentan las necesidades básicas de la Pirámide de Maslow cubiertas, y también la de trabajo, entretenimiento… Pero siempre quedará un trozo de cúspide al que no lleguemos.
La única forma de autosatisfacerse residirá en uno mismo, no en la imposición. Aunque esto es una reflexión que necesitaría de miles de entradas.
En definitiva os recomiendo este libro, no es un tocho aunque pueda resultar difícil para los que no acostumbren a leer este tipo de texto. Pero siempre es bueno tener presente los discursos del pasado y recordar los temores de escritores lejanos para hacer frente a lo que nos guarde el futuro.
P.S. Entrada dedicada a Adra Gómez, quien me inculcó ese deseo por leer este libro y otras novelas distópicas. Por pensar más al fin y al cabo. Y también a mi hermana Paloma, que me regaló y dedicó este libro.

¿He dicho humanidad? Quizás tenga que retirarlo pues la civilización que se nos propone es un mundo ideal donde los valores intangibles del hombre y la mujer no existen. ¿Amor y odio? Suenan a leyendas. Los hijos ya no nacen, se cultivan, se crean a catálogo para tener un cometido y ser felices con esa labor.
Sin embargo quedan reductos de la tierra donde la vida sigue su curso, donde el designio del destino y la lucha natural y evolutiva del ser humano cobran su razón. Cuando uno de esos elementos se introduzca en la perfecta sociedad.
Ya concluyendo sobre el libro propiamente dicho, Un mundo feliz son algo más de 250 páginas en la edición de bolsillo que yo escogí para leer, las primeras 50 pueden llegar a ser agobiadas pues no intentan describir todo ese entramado de creación de la sociedad ideal. Pero ello termina por ser engorroso y hasta que no comienzan las letras a regalarnos conversaciones no engancha la novela.
Diálogos entre personajes dispares. Desde los nostálgicos de ese mundo ideal que perdieron a los que se sienten solos porque no encuentran realizada esa función que le tocó en la lotería de la fábrica. Protagonistas son todos, porque todos ellos aportan algo para la reflexión aunque será Bernard Marx quienes nos guíe a través de ese loco mundo que se inicia en Londres.
Siempre es bueno pensar, reflexionar, opinar tras leer un libro como este que nos plantea un mundo aparentemente feliz, donde los elementos de la vida conviven sin problemas y se alcanzan las condiciones óptimas para la felicidad. ¿Pero merece la pena todo ello si renunciamos a nuestro corazón? Es decir, ¿si extirpamos de nuestro ser nuestras ansías de decidir por nosotros mismos.
El discurso de Huxley nos expone que para algunos quizás merezca la pena. Pero yo creo que no, nunca lo conseguiría. Al fin y al cabo la felicidad como tal nunca existiría, por mucha droga, como la que aparece en el libro, pudiéramos acaparar. En la sociedad perfecta de Un mundo feliz se nos presentan las necesidades básicas de la Pirámide de Maslow cubiertas, y también la de trabajo, entretenimiento… Pero siempre quedará un trozo de cúspide al que no lleguemos.
La única forma de autosatisfacerse residirá en uno mismo, no en la imposición. Aunque esto es una reflexión que necesitaría de miles de entradas.
En definitiva os recomiendo este libro, no es un tocho aunque pueda resultar difícil para los que no acostumbren a leer este tipo de texto. Pero siempre es bueno tener presente los discursos del pasado y recordar los temores de escritores lejanos para hacer frente a lo que nos guarde el futuro.
P.S. Entrada dedicada a Adra Gómez, quien me inculcó ese deseo por leer este libro y otras novelas distópicas. Por pensar más al fin y al cabo. Y también a mi hermana Paloma, que me regaló y dedicó este libro.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)